viernes, 30 de diciembre de 2016

¡A la conquista de America Latina!






   Cuentan los viejos relatos que cuando Napoleón Bonaparte tras ser derrotado en Europa, y ser sometido por sus contrincantes, tuvo como primer pensamiento enviar un mensaje al célebre Simón Bolívar, con la esperanza de que este le diese asilo en su territorio natal con el propósito así de poderse salvaguardar, sin embargo la respuesta que El Libertador le ofreció en aquel entonces, resulto ser completamente diferente a la que el gran emperador de los Franceses, ya se imaginaba: ¡Señor Napoleón, usted y yo no cabemos en el mismo continente!
   Y es que estas dos figuras históricas tuvieron que haber tenido una gran imponencia en su tiempo como para que un enorme bloque de tierra de casi veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie no fuese suficiente como para poderlos contener. Si bien la desaparición física de estos creadores de mundos fue relativamente temprana para el nuevo siglo que en ese momento comenzaba dejaron tras de sí aun ensangrentado campo de batalla, el cual aún lleno de pólvora seria la tierra fértil de la cual se originarían los países que hoy habitamos.





     Hoy por hoy, América Latina es el vivo testigo de lo que sucede cuando el hombre decide por sí mismo auto superarse. Aunque parezca mentira, la América del Sur se ha llegado a proponer por sí misma como una entera civilización independiente, vástago de los procesos multiculturales que acaecieron a los siglos posteriores a la desaparición del antiguo imperio Romano.
   La belleza cultural que tiene la misma es inigualable, sus manifestaciones artísticas son insuperables, tal abono fresco para las ciencias de la antropología las cuales busca entender al origen del hombre y su proceso de pensamiento. El territorio de habla hispana es quizá el bloque de países más único que hay en el mundo, y aunque el nivel de gloria que imaginaron sus padres fundadores que tuviese no se ha podido materializar, sabemos que el progreso de la misma aún no ha terminado y que es posible de que en los siglos venideros veamos su renacer como nunca antes la hemos podido comprender.




   Tal cual y como creyeron los europeos en su tiempo, el nuevo mundo tiene muchos secretos para ofrecer, basta detenerse un momento en las tierras Mexicanas y poder ver así a las ancestrales edificaciones de los indígenas precolombinos, quienes intentaron modelar el mundo a su antojo y así transferir ese conocimiento hasta tiempos posteriores. En la actualidad, el casco Histórico de la Ciudad de México, aun exhibe las pruebas de ese glorioso pasado a la espera de que los miles de visitantes puedan comprender los mensajes ocultos yacen en ellas.
   Más abajo Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela aun reflejan el parecido que tenían cuando el Libertador Simón Bolívar, las proclamo como “Gran Colombia”, siendo el presidente electo de la misma. Una unión republicana que de no haberse disuelto en 1831 seria hoy una de las potencias económicas más grandes del mundo con una influencia comparable a la de las naciones de Francia, Alemania, la Gran Bretaña entre otras de las naciones de la Europa Occidental.
     De Perú se nos ofrece desde un recóndito rincón de la historia, a los vástagos de las culturas incas y nazcas, para finalizar con la fría argentina y con el tectónico país de chile a la orilla del indomable océano pacifico.
   En total una franja de norte a sur compuesta por una veintena de países compone al mundo que nos vio nacer que nos ha cobijado y que aguarda pacientemente a que nos convirtamos en embajadores de su cultura ante el mundo entero.




   El significado de nuestra identidad racial yace más que todo, y como ocurre en otras partes del planeta, nada más y nada menos que en nuestro lenguaje. Se estima que el español o castellano,  es la segunda lengua más hablada del mundo, por detrás del inglés y del chino mandarín. Originaria del antiguo reino de castilla, este idioma ha tomado preponderancia en base no solo a la política de su tiempo sino también a la increíble riqueza que ha heredado de dialectos predecesores como el italiano, hebreo árabe y el mismísimo idioma inglés.
   Pero quizá el símbolo más representativo de nuestro continente sea su mismísimo nombre “América”, en honor al descubridor italiano que la diviso. La historia detrás de su imposición es quizá la más injusta de todas por la confusión de muchos, el mérito que debió atribuírsele al almirante Colon, por haber encontrado a una nueva parte de la tierra quedo eclipsado por su misma suposición. Quizá el navegante genovés haya sido lo suficientemente inteligente como para engañar a unos indígenas haciéndoles creer que los dioses desatarían la furia sobre la tierra en base a un eclipse lunar, pero su mente no fue brillante cuando al poner el pie en las playas del nuevo mundo jamás logro saber que lo que había descubierto había sido un nuevo continente.
  Hubo que esperar a un poco más de dos décadas después para que Vespucio corroborara el inmanejable error de confirmar que las tierras que se habían descubierto al otro lado del atlántico habían sido otras completamente distintas de las Indias asiáticas que previamente se habían presupuesto.
   Por su vanidad propia no fue el quien coloco su nombre al enorme fragmento occidental de la desaparecida Pangea, sino un cosmógrafo llamado Martin Wallseemuller, coloco este antiguo nombre a esta región, sin embargo, dicha acción fue realizada a desconocimiento de la obra de colon, subsanación que posteriormente no logro tener efecto cuando el momento de la corrección tuvo lugar y así ha quedado hasta nuestros días.
  Solamente fue el libertador quien logro ser consciente de ello y nombrar “Colombia” a una delineada zona del atlántico.






  Indistintamente del honor y gloria que tengan muchas republicas, a la cabeza del continente sudamericano se encuentra ubicado un país singular como ningún otro en el mundo, un país que se ha hecho notar en base a la calidad humana de su gente y de los grandes pueblos que lo conforman.
    Venezuela, la República Bolivariana reconocida no solo por ser la madre patria del Libertador, se perfila como la próxima promesa que dará el mundo muchas razones para reír las cuales sin duda alguna superaran a las razones que está actualmente tiene para llorar.
    Le hacen sus playas frente, al feroz Mar Caribe, dándole paso también a las corrientes que arrastran consigo a los potentes huracanes.
   Al igual que el resto de naciones hermanas, Venezuela solo tiene una edad de doscientos años, gobernada por una filosofía emergida durante la Revolución Francesa y que el propio Bolívar implanto como modelo social en el mundo que con sus propias manos creaba.
     Ubicada en la zona más norte de Venezuela yace silencioso, tranquila bajo la sombra de un sol ardiente, una pequeña ciudad, Punto Fijo, portadora de los complejos refinadores de petróleo más grandes del globo. Su esencia es de por si etérea, un lugar el cual si bien parece desprovisto de toda cultura, yace frente al mar como si se encontrase impaciente, esperando un día que los secretos ya revelados en ella salgan a flote para el mundo, y que el testimonio legado por muchos ancestros sea nuevamente visible como lo fue en el principio de nuestra existencia.






  Mientras tanto el mundo seguirá girando paulatinamente por el espacio, y nuestro continente lo acompañara sin lugar a dudas en su travesía intergaláctica.
   Siendo por siempre así un bloque primordial en este universo ilimitado que todos los días llamamos planeta tierra.








jueves, 29 de diciembre de 2016

Eventos Globales (Spanish)

    Hace aproximadamente doscientos años en el pasado. Nuestro mundo era ligeramente diferente a como lo conocemos ahora, no tanto en el punto de vista tecnológico, ni ideológico, sino preponderantemente en el político y social. Hacia ese momento las entonces potencias europeas se disputaban entre si las tierras de un continente que recién descubierto, estaba localizado en un rincón de un planeta que de la noche a la mañana había dejado ser un simple dibujo en un papiro para convertirse en toda una esfera tridimensional.
    El estudio de esta época de nuestra historia suele acarrear grandes confusiones a no pocas personas, pues la palabra que se usa para describirlo en la actualidad, el mundo “moderno”, suele confundirse vulgarmente con los siglos en los que vivimos, cosa que en realidad discrepa en el hecho de que la contemporaneidad es sinónimo de esta y la modernidad es el verdadero y absoluto adjetivo de aquel mundo de transición entre la obscuridad medieval y la época de las recién acabadas revoluciones humanas, de las cuales nosotros somos un producto beligerante.
    Hoy en día la palabra designada para describir la interconexión entre las diversas sociedades, la archiconocida “globalización” es usada también como vocablo descriptivo de la evolución tecnológica de las últimas décadas, sin embargo son pocos los que una vez más caen en la cuenta de que este proceso en realidad no es inherente a la tecnología y cuyos orígenes trascienden a nuestra época, hasta llegar al momento en el que el ser humano, consiente de sí mismo amplio sus límites tanto mentales como fiscos, derribando así a las barreras que lo habían mantenido aislado desde la prehistoria hasta reencontrarse nada más que con su misma sociedad. 









    El encuentro entre dos mundos iniciado por el almirante, Cristóbal Colon, en el año de 1492, es el verdadero inicio de la globalización, pues el intercambio cultural entre dos grupos étnicos bien diferenciados trajo como consecuencia el desencadenamiento de una sociedad homogénea y mestizada en todos los sentidos, proceso que aún hoy sigue muy vigente.
    Pues bien es importante resaltar que dicho cambio no alcanzaría su apogeo sino hasta tres siglos más tarde, cuando una de las antiguas potencias europeas y madre indirecta de muchas de las modernas colonias africanas se convirtiese en toda una verdadera olla hirviente: Francia.
   Hasta ese entonces la monarquía francesa había sido escenario de luchas encarnizadas por la igualdad social y el establecimiento de poderes ajenos al establecido por el legítimo monarca, de igualdades que permitieran al pueblo tanto decidir cómo poseer voz y voto en las reformas del estado. Diez años en total a partir de 1789, fueron necesarios para que el primer país europeo pudiese adoptar esta nueva modalidad y convertirla en una realidad aplicable para todos. Fue sin embargo un solo hombre, quien logró detener por si solo a toda aquella barbarie resultante de aquel pensar y que a pesar de llevar en actividad mucho más tiempo que las dos guerras mundiales juntas, pudo poner su pie en la escena política internacional para decidir por propia voluntad al curso de tales acontecimientos.



  Fue gracias a la irrupción de Napoleón Bonaparte en la escena histórica que la configuración política que modelaría a nuestras naciones comenzó su expansión por el mundo entero. Quizá dicha aseveración pueda parecer exagerada para algunos, pero para quienes optar por mirar a estos acontecimientos bajo una óptica cultural no podemos ver más que solo el afloramiento de un proceso más profundo, de una entidad o de algún tipo de comunicación entre sociedades que aunque diversas entre si encontraron en su figura el embajador perfecto, tanto para nacer de los yugos como para que sus voces fueran nuevamente escuchadas.
     Napoleón Bonaparte quizá sin saberlo es el nexo que une a tres de las más grandes civilizaciones humanas, un hito que logro hacer casi de manera inconsciente. Su atrevida misión de unir a Europa baso un imperio provoco grietas políticas que devengaron en fracturas enormes, cuyo daño podría asemejarse a los de un cataclismo  tectónico pero en el ámbito humano.
    La más grande de ellas fue la Guerra Civil Española, movimiento que provoco la caída de la monarquía borbónica y por tanto al establecimiento de recién nacido régimen liberal en la América virreinal, hecho que derivo en el origen de la establecida civilización latinoamericana.
   Los historiadores siguen sorprendiéndose de la capacidad de aquel emperador para crear por si solo una fractura impresionante la cual en tan solo un lapso de tiempo record de solo veinte años, hizo nacer a más de veinte países políticamente independientes, entre los que se cuentan México, Argentina, Venezuela, Perú y Ecuador.
  Por otra parte el lado Europeo también sufrió los embates de sus ambiciones inestabilizando al bloque de países occidentales y creando guerras que mediante el establecimiento de siete coaliciones derramaron la pólvora de una belicosidad que no se volvería a vivir hasta un siglo después con el advenimiento de la primera guerra mundial.
    Por último, al poner su pie en Egipto en 1789, y volver a su país trajo consigo una enorme cantidad de información la cual florecería, despertando el ambicioso interés de la época por la antigua y perdida sociedad egipcia y faraónica, cultura que hasta ese momento se había olvidado para siempre.
    A Grosso modo podemos decir que la intervención en la historia de Napoleón Bonaparte es el ejemplo vivo de que la llamada “Teoría de las Civilizaciones”, bien puede ser cierta: La existencia de grupos humanos segmentados entre sí, los cuales a pesar de su disparidad de pensamiento, son capaces de compartir fuertes vínculos culturales entre sí, con el propósito del desarrollo, claro y neguentropico entre sí.


    Dicha teoría si bien hasta entonces ignorada no sería retomada sino hasta el año de 1994, por el politólogo Samuel Phillips Huntington, en la cual en base a las inclinaciones religiosas de las actuales y existentes poblaciones terrestres, declina su opinión en la posible existencia de nueve civilizaciones en total sobre la actual estructura humana.
   Si bien dicha propuesta actualmente goza de un prestigioso reconocimiento internacional, todavía no se ha consolidado con la aceptación generalizada suficiente como para llamar la atención de organizaciones de peso mundial, pues como argumentan muchos detractores Huntington se ha basado en un criterio netamente religioso para definir a los grupos humanos existentes, sin incluir otros criterios culturales ni idiomáticos importantes.
  Sin embargo su compresión podría facilitar el estudio antropológico de las sociedades, tanto para la predicción de su comportamiento, como para su futuro perecer. 

    




 Esencialmente, las civilizaciones terrestres habían surgido como consecuencia de la expansión humana imperial de la antigüedad y los trastornos políticos subsiguientes.

   El mundo Latinoamericano, queda definido así por esta como la “Civilización Hispanoamericana”, llegándola a definir como una extensión de la archiconocida civilización occidental, compuesta por Europa y el bloque de países estadounidense. Némesis a su vez de aquel sector conocido como "Civilización Ortodoxa". Entre otros grupos podemos mencionar a los hindú, Sínicos, Japoneses, Africanos y Budistas.


    Visto desde esta perspectiva y si las claras predicciones no fallan, el futuro de nuestro mundo bien podría verse de la misma manera como tal cual empezó hace mucho tiempo: De los ciento noventa y cuatro países que existen hoy en día, solo quedara un recuerdo de lo que para ese entonces será una sociedad única y universal, con limites tan indistinguibles que la velocidad de interconexión entre los seres humanos podría ser capaz de rebasar la rapidez misma de su propio proceso de pensamiento.



lunes, 26 de diciembre de 2016

El Escritor y sus Verdades (El Ocaso de la Narrativa)

  


    
     Un día mientras caminaba descalzo por la playa me tope con un objeto que increíblemente no esperaba para nada ver en un lugar como ese. Al detener mi zancada ligera, inmediatamente me quedé atónito y sorprendido con lo que allí ahora estaba descansando. Frente a mis ojos y apostado justamente a la orilla del mar, un enorme árbol, de casi más de cinco metros de altura reposaba sobre la línea costera mientras a su vez era empujado suavemente por las olas.
     Lo que me impresiono, no fue solo el tamaño del enorme árbol, pues se podían ver fácilmente sus raíces expuestas al aire con su enorme tronco agujereado por la sal, aquel descubrimiento me había llamado la atención precisamente, porque estaba totalmente seguro que la noche anterior aquel enorme tronco no había estado allí.
     Mi abuelo que en ese momento me acompañaba noto mi sorpresa y se acercó a mí con una sonrisa amigable. Me explico pacientemente que la noche anterior había ocurrido una feroz tormenta en la mar y que la potencia de las mismas era capaz de llevar hacia la playa enormes objetos que flotaban en el océano y que con anterioridad habían caído en el mar profundo.
   Lo que me dijo en ese momento pude corroborarlo con posterioridad, cuando ese mismo día al caminar por el resto de la bahía mis acompañantes y yo encontramos toda clase de objetos desconocidos y de increíble tamaño desparramados por todo aquel lugar. Entre ellos estaba el cadáver de un pez globo que descansaba de costado sobre la tierra, recuerdo perfectamente que su piel estaba gris y sus labios yacían casi con una tonalidad rosácea. Una experiencia que nunca podremos olvidar.
     Hoy en día, sin embargo muchos años después aquel momento vuelvo a encontrarme atónito ante aquellos extraños objetos que salen inesperadamente hacia la playa de nuestras vidas desde ese digitalizado mar que todos llamamos el Internet.
     Como escribí recientemente en un reconocido diario local: “Es una irrefutable verdad, que todos y cada uno de nosotros llevamos un escritor escondido muy adentro, uno que inevitablemente a veces desea sobresalir”. No es por tanto muy difícil darse cuenta de que el ancho y profundo mar de la web no es ahora más que el depósito de una incontable cantidad de materiales que flotan a la deriva y que son arrastrados por tormentas masivas con el propósito de llevarlas hasta nuestras manos, objetos todos creados por la mano de aquellas personas que quieren dejar salir al escritor que llevan encerrado dentro de ellos mismos. Sin embargo lo desconcertante de ello es la naturaleza de esos materiales, realmente distantes de toda calidad y más parecidos al cadáver de pez globo que se descomponía sin vida sobre la playa: Ebooks, Libros manuscritos, y una incontable cantidad de novelas de autores noveles adolescentes los cuales esperan que usuarios navegadores en digital se conviertan en sus lectores en un día.
    La sorpresa que hoy en día siento al ingresar en estas páginas de literatura es exactamente la misma que sentí aquellos años. ¿Qué está haciendo la literatura en internet? ¿Cómo es que el internet está siendo usado como editorial de noveles que creen tener talento? ¿Es posible que de la web pueda saltar literalmente el próximo acontecimiento mundial?







    El mundo tiene que comprender que hay una gran diferencia entre ser escritor y ser novelista. Escritores somos todos, pues en esencia cada quien escribe las páginas de su vida, y cualquier persona se ha expresado en algún determinado momento de su vida con las letras, pero novelistas en realidad existen muy pocos, a quienes verdaderamente puedan asignársele dicho título. El talento de la escritura no se basa en la narrativa, sin embargo es por causa de la comercialidad moderna que ha llevado a las novelas a ser sinónimo del mismo. Y con ello, también se ha llevado a la tergiversación del concepto que se tenía sobre el mismo creador: Hoy en día que una persona tenga aptitudes para escribir un libro, no significa que pueda de catalogarse como “inteligente” y mucho menos “intelectual”. Quizá más de creativo e imaginativo, pero de inteligente no, puesto que la misma palabra es global por lo que puede aplicarse en múltiples casos y manifestaciones artísticas humanas. Por el otro lado, de la didáctica se aprende mucho más que de la narrativa, cosa que por experiencia propia lo puedo afirmar.



   

   

    El también turismo literario, eje de importantes travesías modernas ya se encuentra en pleno apogeo desde hace ya varias décadas. Hoy en día, los nacientes autores adolescentes se están formando con una idea muy abstracta de en lo que consiste la verdadera literatura. Portales web como Wattpad son un ejemplo de los lugares en los que miles de autores púberes alrededor del mundo se refugian en su mundo literario particular. Por otra parte en la literatura clásica ya verdaderos fenómenos de ventas quedan muy pocos. Autores como por ejemplo, Dan Brown ya no inspiran. Pues el mismo no es un fenómeno mundial, como varias veces él ha querido autodenominarse. Quizá lo haya sido en tiempos en los que su “Código Da Vinci” rompía records en cartelera, pero la polémica temática que abordo fue extraída de otras investigaciones y su fórmula principal ha caído en una rutinaria saga de la cual ya nunca podrá escapar.
    Para todos esos autores noveles que desean comenzar una carrera en las artes literarias, les puedo aconsejar, que tengan mucho cuidado con la manera en como conducen sus proyectos de literatura. Pongan pie sobre la tierra y no se convenzan así mismos de que sus trabajos serán los próximos bestsellers del mañana, quizá puedan serlo, pero para ello será necesario mas esfuerzo del que creen.
    Quizá ha llegado el momento en el que la literatura deba ser lo que fue hace quinientos años cuando Gutenberg creo la imprenta en el año 1453 de nuestra era, pues este solo pensó en crear un ligero proyecto empresarial con el propósito de difuminar la cultura por su nación, y no ser el asiento de miles de almas con ilusiones incólumes que ven en la literatura un verdadero refugio cuando en realidad esta no es más que la prolongación intelectual de una verdadera planta carnívora: Se cierne sobre las miles de repisas con aspecto atractivo y seductor, con libros que incitan a su devorado eficaz, con olor a nuevo, exhibiendo el sello de editoriales importantes, sin embargo, una vez que esta ha logrado tocar el corazón humano, y convence a las personas para ser escritores, la literatura no hace más que atrapar sus mentes y devorarlas con el ácido veneno de la imposibilidad editorial, matando, consumiendo y robando el tiempo y creatividad de muchos quienes su alma ya ha adquirido en esta su solo sentido.
     No es mi intención a través de este texto, señalar o juzgar al trabajo de todos aquellos que están poniendo en práctica esa pluma con la que han nacido, solo pretendo advertir que el mundo editorial de por si no es nada sencillo. Y para quien piense lo contrario, le ofrezco mis disculpas, me retiro y dejo asi que los puros hechos, hablen por sí mismos.














jueves, 22 de diciembre de 2016

El precio de querer ser como Leonardo Da Vinci (2016)



      
   


   Dicen por allí, que en la tercera vez es cuando se vence. Pero hoy en este año que está por llegar a su final puedo decirles con total firmeza que la misma enseñanza se puede aplicar de forma inversa. A la tercera vez, se puede ser vencido.
     El año 2016 el cual está a punto de terminar, ha transcurrido en el mundo entero como un año normal para muchas personas. En algunas partes del mundo, los últimos doce meses han dejado gratos recuerdos para almas que gozan profundamente del vivir. Para otros quizá haya sido más duro el transcurrir de este tiempo, sin embargo en medio de este convulsionado universo limitado en el cual todos sin saber habitamos, he querido ofrecer a través de este pequeño artículo, mi perspectiva particular del ya etéreo año 2016. Como les dije anteriormente, en este oportunidad a la tercera vez, he sido vencido. A la cuenta de tres he sido derrotado. El año 2016, lapso que estoy a punto de despedir fue el año de mi derrota final, de mi sometimiento, de la sepultura definitiva de todos mis sueños los cuales durante agotadoras semanas he venido trabajando con esfuerzo, motivación, ahínco y pero sobretodo con mucha energía interior. Pues el año 2016 es el tercer año en el cual trabajo en un gran proyecto de vida, en ese que nos han enseñado desde pequeños que debemos construir, en ese que todos trabajamos día a día y que en un no muy lejano momento deseamos verlo hecho realidad. No parece haber pasado mucho tiempo desde aquel año 2013, en el que si todo bien parecía ir encaminándose hacia el cielo, hoy sin embargo del cual no quedan unas últimas trazas de arena que una vez más son borradas por el viento.
     Sin embargo, esa misma voz que me ha impulsado a trabajar durante todo este tiempo y que me nace desde lo más profundo del corazón es la misma voz que a pesar de mi innegable fracaso me anima a querer compartirlo con todos ustedes. Como una especie de mensaje, como una viva alegoría para lo posterior, como una enseñanza que de alguna manera permanecerá inmortalizada en la conciencia de muchos  y que iluminara lejanamente el recuerdo de quienes un futuro deseen intentar lo mismo.
   La historia de este proyecto comenzó con una simple sonrisa. Una sonrisa que no es como de cualquier otra persona. No es como ver sonreír a tus padres, o la que acompaña a la educada mirada de un desconocido en la calle, es una sonrisa universal, una reconocida en el mundo entero. Es la sonrisa de la Mona Lisa…
    Desde que tenía 9 años y vi por primera vez la sonrisa de aquel cuadro en mis libros de la escuela he quedado impactado. Y más adelante cuando me entere de la vida de su autor quede embriagado aun de lo que parecía ser una enigmática historia cuya resonancia y esencia es tan fuerte que desde mi particular punto de vista merecía la pena de ser estudiada y tratada como todo un modelo a seguir.
    Leonardo Da Vinci, era un genio, un genio universal. Uno como pocos, pero si hay algo que lo distingue de otros personajes históricos igualmente brillantes son precisamente sus cualidades y dotes excepcionales para dominar aquello que en la historia se conoce como “polimatía”.
    La polimatía es la capacidad que una persona puede tener para dominar múltiples y variados campos del conocimiento humano, y en el caso de Leonardo todo parecía afirmar que lo hacía muy bien e incluso más y mejor que nadie. Ya era obvio para mí que todos nosotros nacemos con un talento natural, que para cada quien es como una vela encendida cuya luz nace a partir de sus propias capacidades, pero que una sola persona tenga catorce talentos parecía casi imposible de lograr. Como desde siempre estuve interesado en destacar por las artes y en base a mi afinidad a la historia sabía que yo podía ser también una persona que podía desarrollar un plan de vida donde la polimatía sea la piedra angular. Fue a partir de ese momento cuando comencé el corto pero amargo camino que este año llego a concluir.


Mi meta fue llegar a ser tan brillante como Da Vinci, una idea que si bien en el inicio pareció ser sencilla de lograr, no escondía detrás de si más que un abismo de decepción y de amarguras constantes, día tras día. Situación que llego casi a consumir mis ganas de vivir por completo. Una verdadera pesadilla surreal.
    En los próximos artículos tratare más detalladamente acerca de en qué consistían estos proyectos y como los fui logrando hasta su momento final. Por ahora me interesa contarles acerca de la parte que parecía más sólida y fuerte del mismo y que estaba seguro de mí mismo que jamás me iba abandonar: La literatura.
    Sabía que Leonardo Da Vinci, era escritor y mi afinidad por los libros estaba notoriamente establecida en un mundo que al igual que yo se literaturizaba también. Crear mis novelas no fue sencillo, cada una de sus páginas esconde su propia historia detrás de sí, una que a pesar de haberse mantenido vigente durante años ahora se quedara irremediablemente sepultada para siempre en el año 2016.
   Mi fracaso literario es tan burdo tan absurdo que no merece la pena mencionar detalles más profundos acerca de ese trabajo. Solo diré que hoy en día a casi una semana de finalizar el 2016, me siento frente a la pantalla de mi computador exhausto, examinando detalladamente sobre lo que durante todos estos años ha acontecido y de porque llegue a estar en el callejón sin salida al cual llegue.
   Con la desaparición de mi proyecto literario se le pone fin al tan ansiado sueño de alcanzar el cielo de la brillantez. Y me ha dejado siendo lo que una vez alguien sugirió que yo era “un poeta incomprendido”.
   Después de todo quizá el éxito no está en saber mucho, ni tener varios talentos o capacidades, sino ser feliz con las aptitudes que Dios te ha dado. Razón que me ha aumentado cuando leí que…“Leonardo se sentía decepcionado de sí mismo. Nunca alcanzo las metas que se propuso. Sus más grandes obras quedaron inconclusas”, señala la autora Roberta Edwards en su libro-¿Quién fue Leonardo Da Vinci?
    Poco a poco mientras volvía a investigar, la vida de aquel genio renacentista encontré que después de todo no estaba tan equivocado. El fracaso como decía Coelho es parte de la vida misma. Y acompañaba también a los genios más grandes como el pintor más grande que alguna vez jamás haya existido.
    Después de todo, y viéndolo desde esa perspectiva, si logre ser como  Leonardo Da Vinci, pues el a final de su vida se sentía que lo había perdido todo. Al menos en eso me diferenciaba de él, aun hoy muy dentro en mi mente sabía que tengo tiempo para levantarme de mis aciagas cenizas de las que me encuentro. Cuando Leonardo tenía la edad que yo tengo ahora  ya había pintado a la Ginebra de Vencí y estaba siendo acusado de sodomía, sin embargo hoy, en una fría noche sentado frente a mi computador puedo pronunciar con toda seguridad la mismas palabras que el exclamaría años después…. “He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido”
    Por otra parte ruego que el año 2017 sea un año en el que pueda hacer algo que hace tiempo no hago de verdad. Poder sonreír. Y sonreír de verdad. Y que el año 2016 haya sido un paso más en la búsqueda personal de la apoteosis intelectual y creativa. Y que su recuerdo brille para siempre sobre el firmamento del conocimiento como si se tratase de la más grande de todas las supernovas.

viernes, 16 de diciembre de 2016

El Regalo Universal



  




     “En el principio creo Dios los cielos y la tierra”-así es como reza la frase más antigua que haya podido ser escrita por el hombre en toda la historia de su existencia universal. La misma frase con la cual se da inicio entonces a una historia que parece nunca querer acabar. 
     Este mismo texto junto con otros múltiples mensajes de la antigüedad son las verdaderas pruebas de que la curiosidad del hombre por conocer las auténticas dimensiones de nuestro planeta han estado durante siglos en la imaginación de miles de mentes quienes se han atrevido a preguntarse asimismas de donde han salido todos aquellos elementos que nos rodean.
   Desde las primeras civilizaciones de la antigüedad, la madre naturaleza ha estado a la orden del día enseñando al hombre a crecer, pues ella misma fue quien proveyó las aguas del rio Nilo para que Egipto pudiera aparecer. Fue ella quien le dio a Mesopotamia las tierras fértiles del Irak primigenio para que pudieran ser cultivadas las comidas elementales lo cual produjo el nacimiento del comercio, la que le dio el Mar Mediterráneo a Grecia para que pudiera navegar y la que proveyó a Roma de todos los metales con los cuales edificarían su poderío gracias a las conquistas a punta de espada. 
    En fin, el hombre jamás podrá decir que ha logrado ni alcanzado algo por sí mismo. Todos sus logros de lo debe a la madre naturaleza, logros que lo incluyen a el mismo: De entre todas las creaturas que este mundo puedan habitar, el hombre es infinitamente superior en su intelecto y raciocinio natural, habilidades que llegan a su cenit cuando también en épocas recientes de ha dado cuenta de que posee otra habilidad sorprendente y casi sobrenatural a comparación de otros seres vivos: El lenguaje.
    El planeta tierra es por tanto así el regalo más grande que a la humanidad se nos ha podido dar.  Un verdadero regalo universal.Realmentemente es que, aunque hayan pasado siglos desde la aparición de la raza humana, la ciencia apenas hoy está empezando a comprender las verdaderas dimensiones del medio natural.
     El planeta tiene aproximadamente 4570 millones de años de antigüedad, o al menos esa es la medida de tiempo que le asigna la ciencia, pues si usted opta por creerle a las sagradas escrituras, le asignaría como mínimo a la tierra una antigüedad de solo 6.000 años. Pero es un hecho de que indistintamente del lado de creencias al cual usted pertenezca, todos hemos nacido para ser “Hijos de la Tierra”, y a la vez “guardianes de nuestro planeta” y del tiempo. Es importante pues recordar que etimológicamente, la palabra planeta se origina del vocablo griego que quiere decir “errante”, o “cuerpo que vaga”, puesto que en la antigüedad se creía que los actuales planetas no eran más que estrellas que viajaban por el firmamento sin tener ningún rumbo fijo.
     No sabían entonces que lo que en ese momento carecía de rumbo era nuestra propia apreciación sobre el universo.
   Lo que en ese momento tampoco se sabía era que esa misma visión evolucionaria con el pasar de las eras hasta convertirse en toda una representación sorprendente del cosmos, la cual aún hoy todavía le falta mucho por explorar. Fue apenas hace tan solo quinientos años cuando el primer aventurero llamado Cristóbal Colon se echó al atlántico para demostrar a sus contemporáneos de que la tierra era esférica y no plana. A partir de ese momento el hombre supo de que todo este tiempo había vivido en un mundo de tres dimensiones y que la tierra horizontal que imaginaban había estado todo el tiempo en sus mentes. Sin embargo aun así la humanidad seguía preguntándose que se sentiría poder viajar directamente al cielo, y conocer los cuerpos celestes que nos orbitaban. De alguna manera el hombre pareció desear la llegada de un pronto Cristóbal Colon del cielo. Y si alguno de nosotros les hubiera dicho a las personas de ese tiempo que el hombre lograría justamente esa hazaña cinco siglos después, seguramente jamás le habían creído ser más que solo un sueño.     
     Fue finalmente el 12 de Abril de 1961, cuando el primer hombre de nuestra especie, un Ruso llamado “Yuri Gagarin” sobrevoló a bordo de una nave tripulada bautizada como Vostok 1, al solemne espacio exterior. Por simples causas políticas la URSS de aquel entonces logro el sueño que muchos habían fantaseado durante siglos, ver al planeta tierra desde la atmosfera superior. El mundo estaba a la expectativa en el instante en que la capsula tripulada transmitió su voz desde una altura impresionante (más de 7.000 metros de altura), sus frases exactas fueron: ¡La tierra es azul! matizo, para luego afirmar.  "Veo la superficie terrestre a través de la ventanilla. El cielo es negro. Y rodeando la Tierra, rodeando el horizonte hay una aureola azul muy bonita que se oscurece a medida que se aleja de la superficie. Qué hermosa es"-luego de casi 108 minutos en órbita aquel hombre de tan solo 27 años afirmo luego, como dejando su frase para la posteridad- “Orbitando la Tierra en mi nave espacial, me maravillé de su belleza. Gente del mundo cuidémosla y realcémosla, no la destruyamos”.

     Gagarin también era reconocido por ser un devoto creyente de Dios. Bautizado ortodoxo. Sus contemporáneos sabían que era un gran respetuoso de la religión y de las creencias. Sin embargo a pesar de que en la actualidad el cristianismo es la fe más extendida y conocida, y pese a que la mayoría de las personas reconocen al dios “Jehovah”, como el único y supremo altísimo, el gran mundo que habitamos fue bautizado desde hace ya mucho tiempo con la palabra que designaba a la gran Diosa madre creadora de todos. “Gea”, la divinidad femenina suprema, la mujer que dio a luz al universo. La misma en quien durante milenios creyeron los antiguos griegos y a quien rendían tributos con sus rituales de la fertilidad y la primavera. En pocas palabras vivimos más en un planeta más pagano que cristiano. El reconocimiento de la superioridad del ecosistema frente al hombre no ha dejado de ser reconocido en diversas culturas alrededor del mundo. Los nombres de los cinco continentes, Europa, Asia, África, América nos recuerdan de que los antiguos dioses del panteón greco romano todavía circulan por allí esperando a ser escuchados. Flanqueados por siete mares de un océano que da la ilusión de ser infinito pero que incluso guarda más secretos de los que se ocultan dentro de nosotros mismos.
      Lo cierto es que la tierra ha existido durante mucho tiempo antes de la aparición del hombre y que con casi toda seguridad seguirá existiendo durante mucho tiempo después que nosotros ya no estemos de pie. Por eso es que cada día que vivamos recordemos que estamos trabajando con tiempo prestado, puesto que más que solo un ser humano eres una célula que integra a un gran bioma y está a un gran ecosistema completamente vivo y repleto de incontables formas y seres inimaginables. Cuidemos al planeta como si fuéramos nosotros mismos, pues más que único es un hogar exuberante, una completa anomalía, una verdadera sinfonía de imposibilidades que no tiene comparación con ninguna otra en el universo y que a pesar de todos los eones que transcurran su esencia quedara impregnada para siempre en el universo como un testigo o una antorcha la cual seguirá llevando su mensaje por siempre y para siempre durante toda la eternidad.