viernes, 30 de diciembre de 2016

¡A la conquista de America Latina!






   Cuentan los viejos relatos que cuando Napoleón Bonaparte tras ser derrotado en Europa, y ser sometido por sus contrincantes, tuvo como primer pensamiento enviar un mensaje al célebre Simón Bolívar, con la esperanza de que este le diese asilo en su territorio natal con el propósito así de poderse salvaguardar, sin embargo la respuesta que El Libertador le ofreció en aquel entonces, resulto ser completamente diferente a la que el gran emperador de los Franceses, ya se imaginaba: ¡Señor Napoleón, usted y yo no cabemos en el mismo continente!
   Y es que estas dos figuras históricas tuvieron que haber tenido una gran imponencia en su tiempo como para que un enorme bloque de tierra de casi veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie no fuese suficiente como para poderlos contener. Si bien la desaparición física de estos creadores de mundos fue relativamente temprana para el nuevo siglo que en ese momento comenzaba dejaron tras de sí aun ensangrentado campo de batalla, el cual aún lleno de pólvora seria la tierra fértil de la cual se originarían los países que hoy habitamos.





     Hoy por hoy, América Latina es el vivo testigo de lo que sucede cuando el hombre decide por sí mismo auto superarse. Aunque parezca mentira, la América del Sur se ha llegado a proponer por sí misma como una entera civilización independiente, vástago de los procesos multiculturales que acaecieron a los siglos posteriores a la desaparición del antiguo imperio Romano.
   La belleza cultural que tiene la misma es inigualable, sus manifestaciones artísticas son insuperables, tal abono fresco para las ciencias de la antropología las cuales busca entender al origen del hombre y su proceso de pensamiento. El territorio de habla hispana es quizá el bloque de países más único que hay en el mundo, y aunque el nivel de gloria que imaginaron sus padres fundadores que tuviese no se ha podido materializar, sabemos que el progreso de la misma aún no ha terminado y que es posible de que en los siglos venideros veamos su renacer como nunca antes la hemos podido comprender.




   Tal cual y como creyeron los europeos en su tiempo, el nuevo mundo tiene muchos secretos para ofrecer, basta detenerse un momento en las tierras Mexicanas y poder ver así a las ancestrales edificaciones de los indígenas precolombinos, quienes intentaron modelar el mundo a su antojo y así transferir ese conocimiento hasta tiempos posteriores. En la actualidad, el casco Histórico de la Ciudad de México, aun exhibe las pruebas de ese glorioso pasado a la espera de que los miles de visitantes puedan comprender los mensajes ocultos yacen en ellas.
   Más abajo Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela aun reflejan el parecido que tenían cuando el Libertador Simón Bolívar, las proclamo como “Gran Colombia”, siendo el presidente electo de la misma. Una unión republicana que de no haberse disuelto en 1831 seria hoy una de las potencias económicas más grandes del mundo con una influencia comparable a la de las naciones de Francia, Alemania, la Gran Bretaña entre otras de las naciones de la Europa Occidental.
     De Perú se nos ofrece desde un recóndito rincón de la historia, a los vástagos de las culturas incas y nazcas, para finalizar con la fría argentina y con el tectónico país de chile a la orilla del indomable océano pacifico.
   En total una franja de norte a sur compuesta por una veintena de países compone al mundo que nos vio nacer que nos ha cobijado y que aguarda pacientemente a que nos convirtamos en embajadores de su cultura ante el mundo entero.




   El significado de nuestra identidad racial yace más que todo, y como ocurre en otras partes del planeta, nada más y nada menos que en nuestro lenguaje. Se estima que el español o castellano,  es la segunda lengua más hablada del mundo, por detrás del inglés y del chino mandarín. Originaria del antiguo reino de castilla, este idioma ha tomado preponderancia en base no solo a la política de su tiempo sino también a la increíble riqueza que ha heredado de dialectos predecesores como el italiano, hebreo árabe y el mismísimo idioma inglés.
   Pero quizá el símbolo más representativo de nuestro continente sea su mismísimo nombre “América”, en honor al descubridor italiano que la diviso. La historia detrás de su imposición es quizá la más injusta de todas por la confusión de muchos, el mérito que debió atribuírsele al almirante Colon, por haber encontrado a una nueva parte de la tierra quedo eclipsado por su misma suposición. Quizá el navegante genovés haya sido lo suficientemente inteligente como para engañar a unos indígenas haciéndoles creer que los dioses desatarían la furia sobre la tierra en base a un eclipse lunar, pero su mente no fue brillante cuando al poner el pie en las playas del nuevo mundo jamás logro saber que lo que había descubierto había sido un nuevo continente.
  Hubo que esperar a un poco más de dos décadas después para que Vespucio corroborara el inmanejable error de confirmar que las tierras que se habían descubierto al otro lado del atlántico habían sido otras completamente distintas de las Indias asiáticas que previamente se habían presupuesto.
   Por su vanidad propia no fue el quien coloco su nombre al enorme fragmento occidental de la desaparecida Pangea, sino un cosmógrafo llamado Martin Wallseemuller, coloco este antiguo nombre a esta región, sin embargo, dicha acción fue realizada a desconocimiento de la obra de colon, subsanación que posteriormente no logro tener efecto cuando el momento de la corrección tuvo lugar y así ha quedado hasta nuestros días.
  Solamente fue el libertador quien logro ser consciente de ello y nombrar “Colombia” a una delineada zona del atlántico.






  Indistintamente del honor y gloria que tengan muchas republicas, a la cabeza del continente sudamericano se encuentra ubicado un país singular como ningún otro en el mundo, un país que se ha hecho notar en base a la calidad humana de su gente y de los grandes pueblos que lo conforman.
    Venezuela, la República Bolivariana reconocida no solo por ser la madre patria del Libertador, se perfila como la próxima promesa que dará el mundo muchas razones para reír las cuales sin duda alguna superaran a las razones que está actualmente tiene para llorar.
    Le hacen sus playas frente, al feroz Mar Caribe, dándole paso también a las corrientes que arrastran consigo a los potentes huracanes.
   Al igual que el resto de naciones hermanas, Venezuela solo tiene una edad de doscientos años, gobernada por una filosofía emergida durante la Revolución Francesa y que el propio Bolívar implanto como modelo social en el mundo que con sus propias manos creaba.
     Ubicada en la zona más norte de Venezuela yace silencioso, tranquila bajo la sombra de un sol ardiente, una pequeña ciudad, Punto Fijo, portadora de los complejos refinadores de petróleo más grandes del globo. Su esencia es de por si etérea, un lugar el cual si bien parece desprovisto de toda cultura, yace frente al mar como si se encontrase impaciente, esperando un día que los secretos ya revelados en ella salgan a flote para el mundo, y que el testimonio legado por muchos ancestros sea nuevamente visible como lo fue en el principio de nuestra existencia.






  Mientras tanto el mundo seguirá girando paulatinamente por el espacio, y nuestro continente lo acompañara sin lugar a dudas en su travesía intergaláctica.
   Siendo por siempre así un bloque primordial en este universo ilimitado que todos los días llamamos planeta tierra.








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