Desde que Sir Isaac Newton publicara los
resultados de su famosa investigación sobre la naturaleza de la luz, en su
libro de “Óptica” de 1704, los seres
humanos hemos aumentado significativamente nuestra capacidad de comprender a
toda esa naturaleza visual de aquellos colores que nos rodean. El impacto de aquella
publicación fue mundial, llegando a llamar la atención de importantes sectores
del momento y engendrando así a toda un área del saber que puede resumirse con
un solo y divertido experimento: Colocando un pequeño disco de cartulina segmentado
en ocho partes iguales en donde cada una de ellas esté representada por los
colores, azul, violeta, purpura, rojo, anaranjado, amarillo, verde y turquesa, es
posible colocar a esta creación sobre un pequeño eje el cual al hacerlo rotar rápidamente
se produce el efecto de que cada uno de los tintes desaparece para que su
superficie se torne completamente blanca.
Este “Disco
de Newton” fue la prueba máxima que pudo tener el famoso erudito moderno
para demostrar que la luz del sol que nos ilumina todos los días está compuesta
por un espectro de colores que viajan a la velocidad de trescientos millones de
metros por segundo. De esta manera mediante esta increíble intervención, Newton
había establecido sin saberlo a todos los principios cromáticos del diseño
gráfico que hoy en día se enseñan incansablemente en las universidades del
mundo. En una de las cuales he tenido la fortuna de poder estudiar.
En
Venezuela, la carrera de Técnico Superior en Diseño Gráfico puede cursarse en
el IUTIRLA (Instituto Tecnológico Universitario Rodolfo Loero Arismendi), el
cual en mi ciudad no es más que un pequeño y singular edificio apostado en un
sector muy peculiar y urbanizado de la misma. Allí justamente dentro de sus
instalaciones mis compañeros y yo pudimos revivir a todo el singular mundo de
la cromática universal.
Lo que siempre el profesor Jorge Medina (cátedra
de Teoría del Diseño) nos mantuvo en claro es que según citando sus mismísimas palabras
“todo es diseño”, y más aún que
además de ello, el diseño gráfico puede dividirse en múltiples ramas que son
útiles en todas las áreas de la vida, como por ejemplo: El diseño Editorial el
cual se encarga de gestar los formatos principales de los libros que leemos, el
diseño publicitario encargado de producir las imágenes que capturan nuestra
atención para brindarnos los servicios de determinada empresa, el diseño de
identidad corporativa en donde básicamente se desea establecer la imagen de una
determinada empresa u organización a través de una propuesta específica
elaborada para dotarle de personalidad a la misma, el diseño web, cuya
intención principal es crear llamativos portales de internet, y para concluir
podemos enumerar también al diseño tipográfico, que se encarga de crear modelos
de letras que resulten atractivas y cómodas al ojo humano, y el diseño de
envase, que incluye a las etiquetas y presentaciones de todo el universo
articular que nos rodea, como por ejemplo, los empaques de alimentos que diariamente
encontramos en el supermercado.
La razón principal por la cual tome la
decisión de optar por la carrera de diseño gráfico es porque la misma guardaba
una estrecha relación con un proyecto que formaba parte de mí ya establecido “plan de polimatía”, paralelamente
configurado al estilo de Leonardo Da Vinci. El talento artístico, es por tanto la
habilidad visual humana de crear representaciones del universo en escala
bidimensional, o dicho más propiamente de trabajar con eficacia en el mundo de
la pintura.
Los géneros pictóricos que existen son muy
variados, y las estrategias y materiales que se pueden usar para conseguirlas
son mucho más extensas aun. En esencia, como ya he hablado en un artículo
anterior, da Vinci era todo un “homo
universalis” cuya faceta más representativa fue siempre la de la pintura,
un arte que para muchos suele ser de gran complejidad, pero que basta
sencillamente entender sus principios para descubrir que puede ser una
herramienta muy eficiente, solo si se sabe cómo utilizarla.
Justamente con el propósito de fortalecer
el proyecto que estaba creando, tome la decisión de apuntarme a un curso de
dibujo artístico completamente gratuito: El Centro de Arte la Estancia es un
establecimiento cultural ubicado en los albores de mi ciudad, una casa de
aspecto elegante que se encuentra expuesta a los cuatro elementos naturales,
construida a la orilla de un risco que sirve de ventana al mar, desde allí
pueden apreciarse a un maravilloso sol que todas las tardes se pone en medio de
un bosque de nubes naranjas arrastradas a la vez por arrullantes corrientes de
viento.
Fue allí en ese lugar donde mi trabajo
artístico finalmente pudo nacer.
El profesor Wilmer Yajure, reconocido
artista plástico local fue quien dicto el curso, el cual en un grupo formado
por mis compañeros y yo fuimos testigos de cómo el preconcebido concepto de que
el arte es complicado, se disolvía para convertirnos a todos y cada uno de
nosotros en unos verdaderos artistas y cultores.
Quiero compartir con ustedes un resumen de
todo lo aprendido porque creo que es necesario que este conocimiento debe
compartirse. El universo del dibujo artístico se puede dividir en dos
horizontes, por un lado para todos aquellos que deseen dibujar, les recomiendo
que comiencen su trabajo creando representaciones en blanco y negro, y después
necesitan pasar así al mundo del color.
Todo principiante debe iniciar sus dibujos
usando a la famosa cuadricula, un enrrejillado manual que permite ampliar y
reducir cualquier imagen, para poder establecer una representación exacta de la
misma. Esta técnica se basa en dividir la imagen que queremos copiar en un
determinado número de cuadros en donde las líneas sean más sencillas de calcar
imitándolas a mano. La cuadricula puede ser elaborada sobre una lámina
transparente de acetato para colocarla así sobre la hoja en la que tiene impreso
lo que se convertirá en nuestro pronto arte final.
Una
vez ampliado el dibujo sobre la cartulina o el soporte que queramos usar, llega
al momento de crear los efectos de luz, para ello tenemos que ser capaces de
entrenar mucho con el lápiz para elaborar correctamente efectos de luz y
sombra. El grafito generalmente es obscuro y es la presión del trazo que
apliquemos sobre el papel es el factor que decidirá la tonalidad de la misma,
ya sea desde un color negro, pasando por todas las gamas de los grises hasta el
blanco más puro y todo eso en la misma hoja de papel.
Pues bien este principio es el que rige el
efecto de la luz, tanto en el claroscuro como en las técnicas de color (el
mismo principio que describió Sir Isaac Newton) y fue precisamente gracias a
esta pequeña intervención que pude orquestar lo que fue un enorme proyecto
mural.
El proyecto artístico consiste en una serie
de veinte dibujos en total: Diez de ellos en la técnica de claroscuro y el
resto de otros diez usando la técnica del color puro.
Los dibujos están hechos en cartulina
escolar en un tamaño considerable y relativo al formato estándar, la colección
fue hecha siguiendo todas las técnicas anteriormente mencionadas, el resultado
sin embargo después de cinco meses fue colosal.
Los diez primeros dibujos de la colección artística
en claroscuro consisten en un autorretrato de mí mismo hecho a partir de una fotografía
de mi Facebook, un retrato de Leonardo Da Vinci, uno del rostro ensangrentado
de Jesucristo, y los siguientes no son más que representaciones del célebre Simón
Díaz con su cuatro, un paisaje del Monte Santa Ana, la orilla de una playa que
hice el mismo día de mi cumpleaños número 21, dos rostros de mujeres de revista,
un par de pájaros sobre una rama y un alegre conejo acurrucado en su escondite
de sabana.
Los dibujos de color son un cuadro de Extraterrestres
grises, una nube de Burbujas de Colores Variados, un Ángel Caído viendo el
ocaso en medio del cielo azul, la Desembocadura de un Rio de aguas agitadas,
dos Caballos Pastando alegremente, dos Guacamayas de Colores vivos, la imagen
de una mujer en Pintura Corporal multicolor, un Jarrón de Flores estilo
naturaleza muerta, para ir cerrando con la espectacular pintura de un poderoso
rayo nube-tierra en medio de una tormenta y el último de todos ellos un par de
manos juveniles que hacían la forma inequívoca de un corazón. Símbolo de mi
amor hacia las artes plásticas que a pesar del tiempo transcurrido se mantendrá
vivo y por siempre durante toda la eternidad.